"Yo también como tú, tengo derecho a vivir"
En sintonía con la Conferencia Episcopal de Colombia y por la defensa del valor fundamental de la vida, este domingo 25 de marzo se celebra la Jornada del Niño por Nacer.
Para esta Jornada, la comunidad SENA-CIMI se une a la campaña internacional emprendida por la Iglesia, en defensa del valor fundamental y una cultura por la defensa de la vida humana.
La celebración promueve la defensa de los niños engendrados, aún no nacidos y se hace en el contexto de la fiesta de la Anunciación del Señor, momento litúrgico en el cual se conmemora la encarnación del Hijo de Dios y el inicio de su existencia humana.
Esta fecha permite recordar la vida como el gran Don de Dios,que merece realizarse, se le debe acoger y propiciar su pleno desarrollo, en el hogar que lo acoge c la experiencia del amor sincero fiel de los esposos y le facilita las posibilidades de llegar a una madurez personal.
ORACIÓN DE LA MUJER EMBARAZADA
Padre que estás en los cielos, Tengo en mi seno ahora un pequeñito, débil y vulnerable, que ya está transformando todo mi cuerpo y todo mi corazón. ¡Gracias por habérmelo confiado!
¡Gracias por permitirme acogerlo como María acogió a Jesús
el día de la Anunciación!
¡Gracias por poder acogerlo como mi madre me acogió cuando sintió mi presencia en lo más íntimo de su ser.
Padre que nos amas, estoy maravillada ante esta vida tan secreta y palpitante, tan frágil y llena de promesas.
¡Gracias por haberme dado los ojos del corazón,que me permiten ya ver a este niño en un momento en que todavía no es visible.
Padre lleno de ternura, ayúdame a hacer cada día lo que puedo hacer para que este niño sea feliz.
Te pido, Padre de toda gracia, poder transmitir a este niño,toda la fe, la esperanza y el amor que llevo en mi corazón.
Por fin, te ruego, Padre, que nos guardes bajo tu amparo, a mi hijo que primero es tuyo, y a mí, ahora y siempre.
Padre que estás en los cielos, Tengo en mi seno ahora un pequeñito, débil y vulnerable, que ya está transformando todo mi cuerpo y todo mi corazón. ¡Gracias por habérmelo confiado!
¡Gracias por permitirme acogerlo como María acogió a Jesús
el día de la Anunciación!
¡Gracias por poder acogerlo como mi madre me acogió cuando sintió mi presencia en lo más íntimo de su ser.
Padre que nos amas, estoy maravillada ante esta vida tan secreta y palpitante, tan frágil y llena de promesas.
¡Gracias por haberme dado los ojos del corazón,que me permiten ya ver a este niño en un momento en que todavía no es visible.
Padre lleno de ternura, ayúdame a hacer cada día lo que puedo hacer para que este niño sea feliz.
Te pido, Padre de toda gracia, poder transmitir a este niño,toda la fe, la esperanza y el amor que llevo en mi corazón.
Por fin, te ruego, Padre, que nos guardes bajo tu amparo, a mi hijo que primero es tuyo, y a mí, ahora y siempre.
Amen.
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